Los mercados financieros son lugares físicos o virtuales
donde una persona o empresa puede adquirir productos financieros de diferente
naturaleza, tal como divisas, acciones o derivados, el objetivo de adquirir
dichos productos es obtener una rentabilidad en base a las fluctuaciones de
precio del activo que se esté comprando. En este artículo te contamos un poco
más al respecto.
Los mercados financieros se dividen tres importantes campos, el
monetario, que engloba intercambio de divisas, el de capitales, que engloba a
acciones de empresas, y finalmente el mercado de derivados, que engloba a
productos con base al valor de otros activos, tal como el índice bursátil,
productos de renta fija (como bonos de gobierno), materias primas
(especialmente metales e hidrocarburos), entre otros.
Los valores de cada producto financiero se rigen por la ley
de oferta y demanda, no es una ley legal ni tampoco natural, sino económica, también
puede denominarse como empírica. En pocas palabras, cuando un producto
financiero tal como una acción empieza a comprada por muchas personas, el valor
de dicha acción aumenta hasta un punto de equilibrio que se define por una pérdida
de interés de los inversores, ya que estos invierten especulando el aumento de
valor y, cuando se especula que este está llegando a un techo para un
determinado ciclo, entonces optan por acciones que crean tienen mayor margen de
crecimiento antes de llegar a un precio de equilibrio.
Cuando los inversores accionistas de alguna empresa
comienzan a vender sus acciones de la misma, el valor de dichas acciones
disminuye, ya que es reflejo a la especulación de que perderán valor, esto es
muy similar a cuando el gerente de un supermercado decide poner en oferta un
producto que no se vendió bien, esto con el fin de liquidar el stock, aunque,
en el caso de las acciones, las acciones solo desaparecen del mercado cuando la
empresa quiebra (acciones llegan a valer cero) o cuando la empresa misma
recompra las acciones que compra en el mercado.
The Wall